A través de las instalación de más de 500 centros clandestinos de detención y tortura en todo el país, la sustracción y apropiación de bebes, el robo vergonzoso de todos los bienes, el exilio y el intento de aniquilación de las organizaciones populares, obreras, estudiantiles, sindicales, religiosas, campesinas, artísticas; destruyeron las redes sobre las cuales se fundamentaba nuestra sociedad.

Fueron Jorge Rafael Videla, Eduardo Massera, Luciano Benjamín Menéndez, Alfredo Astiz, José Martínez de Hoz, Guillermo Suárez Mason, Ramón Camps, Luís Abelardo Patti, algunos entre tantos de la larga lista de genocidas… Pero no estuvieron solos en su objetivo de destruir el proyecto de país que se gestaba desde el campo popular. Tuvieron la bendición de la cúpula de la iglesia; la alianza de las patronales; la manipulación de los medios cómplices; el entrenamiento político-militar de la Escuela de las Américas; el apoyo de los partidos tradicionales; la complicidad de la familia judicial y el dinero de los Blaquier, Mercedes Benz, Ford, Techint, Bounge y Born, Fortabat, la Sociedad Rural, Macri, Acindar, Banco Boston, Clarín, Banco Río, City Bank, Deustche Bank y tantos otros…

Hacer memoria sobre la historia, que no es pasada sino que está más presente que nunca, implica para nuestro pueblo reconstruirse sobre nuevas bases. Intentar alcanzar un mundo justo y solidario. Porque sabemos que sobre la Impunidad nada puede nacer. Impunidad que intentaron perpetuar desde el poder con las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos.

Pero hoy esas leyes contra las que tanto resistimos, gracias a la lucha, ya no son más una piedra en el camino. Y los juicios por los que luchamos durante 30 años, comienzan a ser una realidad.

Una realidad que golpea fuerte, porque a cinco años de la nulidad de las leyes, los juicios están avanzando con una lentitud que continúa consagrando la Impunidad. Solamente tuvimos cuatro condenas y en Corrientes recién este año comenzó el primer juicio en el interior del país.

Esta es la Impunidad. La que permite que Julio López esté desaparecido, por testificar en el juicio contra el genocida Etchecolatz. A más de un año de su desaparición seguimos denunciando su ausencia, sin respuestas, sin justicia.

Tampoco hay respuestas ni soluciones a las amenazas que están sufriendo los testigos, ex detenidos, periodistas, fiscales, jueces, abogados, militantes de DDHH y todos aquellos que están trabajando para que los genocidas cumplan la condena que les corresponde.

Porque a un año de la creación del Programa Verdad y Justicia para la protección de testigos e investigación de las inteligencias militares, exigimos que cuente con presupuesto e infraestructura. Rechazamos que nos cuiden las mismas fuerzas que estamos denunciando.

Para terminar con esta impunidad exigimos cárcel común, perpetua y efectiva para todos los genocidas y sus cómplices.

Porque a este ritmo las madres no verán condenados a los asesinos de sus hijos, porque así las abuelas no conocerán a sus nietos, porque lentamente el pueblo se queda sin Justicia. Y mientras tanto los genocidas se mueren. Se van sin que les conozcamos las caras, sin haber estado ante la Justicia, sin haber pagado lo que les correspondía.

Por eso es el momento de que haya Justicia.

Queremos juicios que reflejen la lógica de los circuitos clandestinos y evitar que los testigos tengan que desfilar infinitamente por los tribunales.

Exigimos la apertura de los archivos de las Fuerzas Armadas para saber toda la verdad. Sino la impunidad permanece, los genocidas mantienen sus pactos de silencio. El envenenamiento de Héctor Febres y el sospechoso “suicidio” de Alberto Navone, ambos acusados por robos de bebés y supuestamente dispuestos a dar información, nos sugieren que fueron “acallados” con el único objetivo de preservar estos pactos.

Los juzgados y las fiscalías deben contar con la infraestructura y los trabajadores necesarios que requiere la investigación de crímenes de lesa humanidad.

La Procuraduría General de la Nación debe controlar el desempeño de los fiscales y el Consejo de la Magistratura debe demandar el cumplimiento de sus obligaciones a los jueces. Exigimos que los jueces cómplices de la Cámara Nacional de Casación Penal dejen de cajonear las causas, siendo totalmente funcionales a la estrategia de los genocidas.

Más Tribunales Orales tienen que poder hacerse cargo de las causas que están esperando juicio oral. Le exigimos al Tribunal Oral Federal Nº 5, que reconozca que los juicios son orales y públicos, no negar a la sociedad el derecho de conocer las caras de quienes perpetraron aquellos crímenes. Le exigimos que no mire hacia otro lado permitiendo que los genocidas permanezcan alojados en cárceles VIP.

Porque sin escuchar nuestras reiteradas denuncias, fue necesaria la muerte de Febres, uno de los represores más sanguinarios de la ESMA, para comenzar a cuestionar el alojamiento en dependencias de lujo a los represores.

Porque sino los llevamos a la cárcel se reciclan y ofenden a nuestra democracia. Así hoy tenemos que denunciar que acusados de delitos de lesa humanidad ocupan cargos públicos en todo el país. La designación en el Ministerio de Seguridad de la provincia de Mendoza del comisario mayor retirado Carlos Rico, del comisario inspector retirado Fernando Gómez, junto a Pedro Chacón y Raúl Vega nos da la razón. En el Tribunal Superior de Justicia de la provincia de Jujuy nos ofende el Dr. Sergio Marcelo Jenefes y en San Luis el coronel Guillermo Gustavo López.

Pero no vamos a permitir que nadie que haya participado o colaborado con la dictadura militar ocupe un cargo público. Y si así sucede los escracharemos hasta empujarlos ante la Justicia.

Sino es la Impunidad la que crece, y así nos golpea una vez más. Ahora sale a la luz que dentro de las Fuerzas Armadas que dicen acompañar a la democracia, existen oficinas destinadas a dar respaldo legal a los acusados de delitos de lesa humanidad. Los llaman Grupos de Contención y su objetivo es financiar la defensa de los acusados y dar apoyo a los represores.

No sólo exigimos que no haya más beneficios para los genocidas, los queremos en el banquillo de los acusados diciendo la verdad sobre el destino de nuestros compañeros detenidos-desaparecidos, dónde están, quién participó en los operativos, en dónde estuvieron secuestrados. Necesitamos que declaren la verdad sobre los cientos de jóvenes apropiados, quién los entregó, a quiénes, cuál fue el destino de sus madres. Que declaren por los miles de bienes robados, a quiénes pertenecían, quién los legalizó. Sólo así lograremos torcerle el brazo a la Impunidad definitivamente.

Porque ha sido esta impunidad la que ha hecho escuela en las fuerzas de seguridad permitiendo que desde la llegada de la democracia los jóvenes mueran víctimas del gatillo fácil, en la tortura en cárceles y comisarías y en manos de las patotas parapoliciales y empresas de seguridad. Impunidad que hace posible el tráfico de mujeres y niños, y las distintas formas de trabajo esclavo.

Así la represión de la dictadura se vuelve el antecedente de las discriminaciones y las torturas de hoy. Así el terror se reedita en las denigrantes cárceles del país.

Y así, son los mismos autores del horror de ayer quienes hoy pretenden volver a oprimirnos. Porque es el Imperialismo quien continúa este camino y se fortalece con nuevos aliados. Ayer con la Doctrina de Seguridad Nacional implantó, financió e impulsó los terrorismos de estado en toda América Latina, y hoy con la Doctrina de la Guerra Preventiva vuelve a elegir el Terror y el Miedo contra el pueblo. Se fortalece con los tratados de libre comercio, se expande con la Tolerancia Cero, las invasiones a Afganistán e Irak, con la intervención militar a la Republica de Haití y las amenazas al pueblo Boliviano y Venezolano. Y se termina de manifestar por medio de Álvaro Uribe y su ejército criminal, al bombardear y asesinar en tierra ecuatoriana. Y así eligen la Guerra. La eligen y la camuflan en el Plan Colombia. Y así quieren militarizar nuestra región y apuestan a seguir llevándose nuestras riquezas. Así con Bush a la cabeza presionan por la sanción de la Ley Antiterrorista, que fue votada por la mayoría del Congreso.

Porque ayer fue esa la vía para intentar exterminar a nuestro pueblo organizado que resistía, aquellos que apostaban a que los muchos fuéramos los protagonistas de nuestra realidad. Hoy América Latina intenta resistir y se organiza, como la Cumbre de los Pueblos en Mar del Plata y la Cumbre del Grupo Río.

Hoy con esta Ley Antiterrorista de vuelta señalan a quienes nos organizamos, a los que resistimos. Y se hacen eco no sólo los medios de comunicación manipuladores, sino también los empresarios reciclados en políticos. Y así ellos también se alían y nos instauran el Código Contravencional en la Ciudad de Buenos Aires.

Nos prohíben lo que no debería estar prohibido. Y resistimos. Porque una vez más se plantan contra el Pueblo. Resistimos cada golpe a cada trabajador que se organiza para defender lo justo. Que busquen acallarlos con represión. Resistimos a que continúen impunes los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, ocurridos en el gobierno de Eduardo Duhalde y el fusilamiento de Carlos Fuentealba bajo la gobernación de Jorge Sobisch.

Repudiamos enérgicamente a quienes intentan resolver con una cruenta represión, la lucha de la clase trabajadora con derecho a manifestarse y reclamar libremente.

Repudiamos que hoy en la Ciudad de Buenos Aires se deje arbitrariamente en la calle a cientos de trabajadores de las áreas de Educación, Salud, Desarrollo Social y Cultura, tan esenciales en la construcción del país que soñamos. Porque así se quita el futuro a unos, mientras el dinero del pueblo esta llenando los bolsillos del Jefe de Gobierno, de los que nunca estuvieron con el pueblo y enriquecen sus empresas amigas.

Pero esto es sólo un ejemplo de esta realidad, que sigue ampliando la brecha entre ricos y pobres. Donde sólo se conoce de relaciones capitalistas, egoístas y mezquinas, donde tantas y tantos seguimos sin trabajo, donde nuestros pueblos originarios son despojados de sus tierras, donde día a día padecemos la falta de educación, salud y vivienda, donde miles de niños pasan hambre.

Pero elegimos seguir de pie, luchando.

Hoy nos manifestamos en esta Plaza de Mayo no sólo para repudiar el golpe genocida del ´76. Nos manifestamos porque no es un delito, no es un crimen, porque nadie nos lo puede prohibir. Nos manifestamos porque es un Derecho. Nuestro Derecho a organizarnos y exigir nuestras demandas. Elegimos este Plaza porque es la Plaza de la Lucha. Plaza que no le pertenece ni a aquellos que la bombardearon en el ´55, ni a aquellos que reprimieron el 19 y 20 de diciembre, sino a todo el pueblo que resistió y resiste, a las madres que lucharon por la aparición con vida de sus hijos, a los 30.000 detenidos-desaparecidos y sus compañeros.

Porque ellos son quienes nos empujan a seguir caminando. Por ellos luchamos hasta conseguir la condena a ocho de los responsables del asesinato de militantes montoneros en la Causa por Contraofensiva; por ellos nunca nos detuvimos hasta ver a Patti detenido; por ellos recorrimos todos los pasillos judiciales hasta tener a Von Wernich en Marcos Paz; por ellos nos reunimos semana a semana a construir los espacios para la memoria en los ex Centros Clandestinos de Detención; por ellos nos organizamos en cada barrio para recordar su lucha y fijarla en plazas, árboles, centros culturales, actividades artísticas y baldosas; por ellos no nos cansamos y seguimos, y restituimos la identidad de 2 jóvenes apropiados; por ellos cada uno hizo suya la campaña del Equipo Argentino de Antropología Forense y acudió a dar sangre para seguir construyendo el Banco Genético; por ellos decidimos hacer de su lucha una lucha de todos los días.

Pero sabemos que esto lo hacemos entre todos. Por eso necesitamos no sólo que nos escuchen los responsables de impartir Justicia, sino nuestros compañeros, vecinos, amigos, familiares. Necesitamos que todos acompañemos a los ex detenidos a los juzgados, así quienes alguna vez pretendieron silenciarlos sabrán que no están solos. Necesitamos que todos denunciemos lo que sabemos o sospechamos de la Dictadura. Necesitamos que aquellos que aún no han aportado su sangre al Equipo Argentino de Antropología Forense lo hagan para así poder seguir buscando los cuerpos de los desaparecidos. Necesitamos que todo aquel que tenga dudas sobre su identidad se presente para empezar a conocer su historia, nuestra historia. Porque mientras haya alguien que no sepa su verdadera identidad, es toda la sociedad la que está en duda.

Pero también sabemos que en este camino son necesarios los responsables políticos y sus decisiones. Porque hemos avanzado varios pasos. Le hemos dicho que No a un genocida en el Congreso. Hemos peleado hasta tener a nuestros representantes querellando en crímenes de lesa humanidad. Hemos empujado a la Procuración a instruir a los fiscales en lo que es urgente. Hemos conseguido que la masacre de Trelew y los asesinatos y desapariciones de la Triple A no quedaran en el olvido, que se abra el camino de la Justicia. No hemos parado hasta obtener la Ley que reconoce la nacionalidad argentina a nuestros hermanos e hijos nacidos en el exilio. Hemos conseguido que en este aniversario se hable de Memoria. En las escuelas, en los trabajos, en los medios. Le hemos dado pelea a la Teoría de los Dos Demonios. Pero falta. Por eso seguimos caminando. Por eso no nos detenemos.

Es este pueblo el que exige un país distinto. Donde la plena vigencia de los derechos humanos sea una realidad.

Un pueblo que luchó y seguirá luchando por un país donde el derecho al trabajo digno, a la educación, a la salud, a la vivienda, a la justicia, a la tierra, a la diversidad, sean una realidad concreta en nuestras vidas y no una mera enunciación de promesas.

Este es el país por el que pelearon nuestros compañeros y por eso se los llevaron, para imponer un modelo de país para unos pocos.

Pero ellos nos enseñaron que hay que seguir peleando. Porque en la lucha se consiguen las victorias.

Por eso seguimos firmes buscando verdad y justicia!!!!

Contra la impunidad: juicio y cárcel común a todos los genocidas!!

Aparición con vida de Jorge Julio López

30000 compañeros y compañeras detenidos-desaparecidos ¡presentes!

¡Ahora y siempre!

- Ni un desaparecido más.

- Cárcel común, perpetua y efectiva a los genocidas.

- Restitución de la identidad a los 500 jóvenes apropiados.

- Verdad sobre lo que pasó con los 30000 compañeros desaparecidos.

- Recuperación de todos los centros clandestinos para construir espacios para la memoria y participación colectiva.

- Protección a los testigos y querellantes.

- Apertura de los archivos de las Fuerzas Armadas.

- Exoneración a los miembros de las fuerzas armadas, de seguridad e inteligencia involucrados en el Terrorismo de Estado. Ningún genocida o cómplice en órganos del Estado.

- Juicio a Martínez de Hoz y todos los cómplices del genocidio.

- Que el dinero de la deuda externa ilegítima, inmoral y fraudulenta vuelva al pueblo.

- No a la criminalización de la protesta y la pobreza.

- Desprocesamiento de los luchadores populares.

- Libertad y democracia sindical.

- Basta de gatillo fácil y torturas en las comisarías.