Nuestra  lucha desde la  Comisión de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas de Mendoza ha recorrido los más variados caminos. En estos días transitamos uno que no esperábamos, quizás porque uno no logra imaginar todas las posibles variantes. Sin embargo no es ésta una situación aislada y existen lamentables semejanzas con sus variaciones.

Me refiero a hombres que, habiendo pertenecido a un Estado terrorista como el que se constituyó a partir del golpe dictatorial  de 1976, pretenden ser parte de un Estado de derecho.

A  veces lo consiguen y son graves y notorios los casos, de los cuales sólo nombro a Patti por ser el último que había conseguido zafar de la Justicia y  ocupar una banca como Diputado siendo previamente  intendente de Escobar. Hoy Patti está preso, imputado y procesado por crímenes de lesa humanidad.

En estos últimos días, (los primeros de este gobierno elegido por el voto popular), el tema de los Derechos Humanos y todo lo que todavía resta por hacer, ha salido al tapete partiendo del momento en que fueran nombrados, por el ministro Aguinaga,  Carlos Rico como subsecretario de Seguridad, completando el  equipo con Pedro Chacón, Vicente Chacón, Vega y Aníbal Gómez.

Sus antecedentes dicen todo cuanto se necesita saber para comprender la preocupante y delicadísima situación en la que estamos. Rico, según su legajo, fue preparado en 1976 en la Policía Federal Argentina eficientemente para ‘combatir la subversión en todos los plano’. Fue instructor de  la Policía de Mendoza y de otras provincias, como también de la Fuerza  Aérea y la Gendarmería. Fue un alumno felicitado por sus superiores y evidentemente cumplió con total eficacia con el objetivo principal de los grupos de tareas que fue el de ‘aniquilar’.

Prueba de esto son los más de 200 casos de personas desaparecidas, los cientos de torturados, los niños que nacieron durante el cautiverio de sus madres y fueron apropiados.

Comprendemos y respetamos los fundamentos democráticos. Todos nuestros esfuerzos se encaminan para lograr juicios justos. Pero no ignoramos que hay situaciones que requieren gestos políticos claros, precisamente porque constituyen la esencia misma de la vida en democracia. Este gobierno no puede tener en su seno a quienes no les importó la vida humana e infligieron en el cuerpo de nuestra sociedad heridas imborrables.


* La autora es miembro de  la  Comisión de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas.
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