Las Abuelas de Plaza de Mayo informaron ayer que lograron recuperar dos nietos más. Así llegaron al número 92 de hijos de desaparecidos ubicados por sus familiares tras ser robados a sus padres como bebés durante la dictadura. Los análisis genéticos fueron irrebatibles: 99,9% de compatibilidad. Ahora se inicia el proceso formal de cambio de identidad y el más complejo de incorporar una nueva historia personal.

Ninguno de los dos quiso participar del anuncio oficial. Es más, pidieron expresamente que no se difundieran los nombres con los que vivieron hasta hoy. Pese al shock, parecen haber tomado con calma sus nuevas identidades. El hombre de 28 años reside en el interior y ayer escuchó su verdadero origen de boca del juez Ariel Lijo.

Sus padres, Francisco Goya y María Lourdes Martínez Aranda -mexicana-, ingresaron al país para la contraofensiva guerrillera montonera de 1979-1980. Se presume que los mataron tras evadir un control militar en el paso de Las Cuevas, en Mendoza, a principios de 1980. Desde entonces, están desaparecidos.

Él tenía alrededor de seis meses de vida cuando sobrevivió al homicidio de sus padres. Ellos lo habían anotado en Madrid, donde nació el 31 de julio de 1979, como Jorge Martínez Aranda, el apellido de la madre, para evitar represalias por su padre. Ayer se enteró de que hoy es su cumpleaños. Terminó en manos de un militar y su esposa que lo anotaron como hijo propio. El militar, del Ejército, será indagado en los próximos días.

Ella nació entre fines de abril y principios de mayo de 1977 en el Hospital Militar de Campo de Mayo. Hacia allí fue trasladada a los ocho meses y medio de embarazo su madre, María Teresa Trotta, secuestrada en febrero de ese año en el partido de Merlo junto a su esposo, Roberto Castelli, y vista por última vez con vida en el centro clandestino de detención El Vesubio. Ambos integraban la columna Oeste de Montoneros y permanecen desaparecidos.

La beba nacida en Campo de Mayo terminó en manos de una pareja que la adoptó de supuesta buena fe -según dijeron fuentes judiciales- a través del Movimiento Familiar Cristiano. El juez federal Jorge Ballestero trata de determinar ahora cómo llegó la beba a esa agrupación.

Pero ella tenía una hermana mayor que no conocía. Criada por un tío y a sabiendas de la historia familiar, su hermana militaba en la organización HIJOS. El viernes, cuando le avisaron del hallazgo, estaba en Córdoba, a la espera de la condena contra el máximo responsable de la represión ilegal de la guerrilla en esa provincia, Luciano Benjamín Menéndez.

"Me siento plena. Dediqué mi vida a esto. Pero esto no termina hasta que aparezcan los hermanos de todos mis compañeros y los nietos de todas las abuelas", dijo entre sollozos Verónica Castelli. La chica dijo comprender que su hermana no haya querido participar del anuncio. Todavía no la vio. Sólo hablaron por teléfono. A su lado estaban Carlotto y la vicepresidenta de Abuelas, Rosa Roisinblit. C

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