“Los personajes de la historia argentina que llegaron al poder mediante la fuerza -y que fueron los artífices del peor genocidio planteado desde el terrorismo de estado -no son ejemplo de nada: ni de sus pensamientos ni de su accionar y por lo tanto no merecen reconocimiento alguno”, justificó la titular de la bancada socialista del Concejo.

Seguidamente, Marta Fassino recordó que “así fue como distintos sitios públicos, a lo largo de nuestro país, recibieron el nombre de dictadores, represores, proscriptores y funcionarios de distintos órdenes, de gobiernos que accedieron al poder desde la fuerza y no a través del voto de los ciudadanos. Personajes que a través de su accionar han dejado una connotación altamente negativa en la memoria colectiva de la mayoría de los argentinos y que no merecen el reconocimiento público -sino más bien el repudio- destinado a quienes se erigen como modelos dignos de imitar por las generaciones venideras”.

“Se debe revalorizar el sistema democrático, por ello recordar a figuras con un pasado asociado a las distintas dictaduras que sufrió nuestra patria, aunque sea por el nombre de una calle, significa una contradicción con la vocación democrática que inspira al cuerpo legislativo y con el sentir mayoritario de los santafesinos/as y de los argentinos/as, en general. Sus nombres, en una pared o un poste, significan una ofensa, un agravio, a quienes sufrieron las consecuencias de sus nocivas conductas, a sus familias y, en definitiva, al conjunto de una sociedad que resultó víctima de su accionar”, determinó la concejala socialista.

Cabe mencionar que a nivel provincial, la ley Nº 12.643 -sancionada el 12 de octubre de 2006- prohíbe identificar espacios públicos con nombres de dictadores, represores y/o torturadores.

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