Lo que ocurrió

Sus razones y el contexto

Observando las fuerzas sociales a lo largo de la historia es que se pueden comprender sus determinaciones, motivaciones e identidades construidas de acuerdo a los actores sociales del momento. Esto se vuelve una tarea indispensable a la hora de buscar algunas explicaciones y generar intervenciones de cara al futuro, sobre todo cuando se trata de procesos tan dinámicos y significativos por el grado de extensión que tuvieron en el seno de la sociedad. Las décadas del ‘60 y ‘70 tuvieron como característica sobresaliente la disputa de proyectos políticos-ideológicos entre sectores sociales antagónicos en todo el mundo, y que en el caso de Argentina, esta no estuvo al margen.

El Occidente disfrutaba las formas del Estado Social(o Benefactor) con que había respondido a la influencia de la Revolución Rusa, esto es, la planificación normativa del desarrollo económico, la intervención activa del Estado en la relación capital-trabajo y la redistribución del salario social. Esto no solo parecía alejar la amenaza del comunismo, sino también prevenir las crisis cíclicas del capitalismo, la ultima de las cuales (1930) había dejado una importante huella en el mundo desarrollado. Con estas políticas keynesianas, basadas en el crecimiento del mercado interno, surge un actor social paradigmatico: el obrero fordista, productor y consumidor de lo que producía. A la par de esto, se da un explosivo aumento en la extensión de la escolaridad gratuita y el enorme crecimiento de la matricula, dando nacimiento al otro actor social típico de los ‘60 y ‘70, el estudiante universitario, que había dejado de pertenecer a una elite. Estos dos, el obrero fordista y el estudiante serán los actores centrales del movimiento social de la época.

El capitalismo se hallaba en proceso de auge, la inversión, el empleo y el salario real de los trabajadores venían en escala ascendente. En Argentina, este marco permitió un ascenso en la organización de los sectores subalternos, aunque no siempre desde una óptica independiente, a veces esta se dio en torno a la figura de Perón, en un movimiento que no les ofrecía ser la conducción, sino su “columna vertebral”.Durante el exilio de este se suceden todo tipo de luchas: en el ámbito de la educación por el tipo de enseñanza(la laica o libre), en las fabricas por salarios, por el cumplimiento de las libertades constitucionales ,actos contra las agresiones imperialistas en otras latitudes(intervención de EEUU en Santo Domingo),etc. Mientras se alternaban gobiernos seudo democráticos y dictaduras, el movimiento social acumulaba experiencia de lucha y organización al calor de grandes combates en el mundo entero, como son los casos de la revolución cubana, la guerra de liberación en Argelia, la resistencia en Vietnam, y revueltas callejeras como el mayo francés, el otoño caliente italiano, etc. y sus expresiones locales, entre ellas, la mas emblemática, el cordobazo y otras acciones de masas de gran magnitud .Ante la impotencia de los partidos tradicionales( UCR ,PJ ,PS ,PC ), importantes sectores de masas comienzan una búsqueda alternativa, un camino independiente. Así surgen nuevas expresiones de izquierda (la llamada “nueva izquierda”), entre ellas organizaciones político-militares, y un sindicalismo combativo que no aceptaba la mediación de sus dirigentes a la hora de avanzar en sus reivindicaciones y que tenían como método organizativo la asamblea, el cuerpo de delegados y la coordinación activa con otros sectores en lucha. El proyecto de sociedad se puso en cuestión. Este proceso de alta conflictividad agudizaba la crisis del modelo desarrollista al recortar cada vez mas la tasa de ganancia de los empresarios y el control de estos sobre los estados nacionales. Su respuesta a la organización de las clases populares no se hizo esperar, y a lo primero que recurren es al regreso de Perón como “pacificador” en el marco del GAN (Gran Acuerdo Nacional) y a crímenes “ejemplificadores”, como es la masacre de Trelew. A la par del aumento en el grado de conciencia de los trabajadores y de consolidación de sus organismos de lucha, comienza a percibirse la desesperación de los sectores dominantes ante la posibilidad concreta de perdida de sus privilegios de clase.Asi comienza el oscuro accionar de la Triple A, gestada desde las entrañas del peronismo y de la burocracia sindical, que inaugura el periodo de secuestros, torturas y asesinatos selectivos, con el fin de desarticular el movimiento popular, aunque esto no alcanzo para acallar a los sectores que luchaban por el cambio radical de la sociedad, ya que dieron duras batallas en el camino al Socialismo (las coordinadoras fabriles del ‘75 han sido lo mas avanzado en ese sentido). De esta manera, el capital preparaba su respuesta de fondo, que consistía en destruir la organización autónoma de la clase trabajadora, que se plasmo aquel 24 de marzo de 1976, y que fue llevada adelante por generales formados en la Doctrina de Seguridad Nacional promovida por EEUU y entrenados en la criminal Escuela de las Ameritas en complicidad con sectores civiles, como la Iglesia Católica y algunos partidos que aportaron sus referentes al nuevo gobierno. Lo que buscaban era reestablecer su hegemonía de la única forma que les quedaba como recurso: el genocidio.

Durante el gobierno militar, sus medidas económicas se dan claramente en detrimento de los intereses obreros, imponiendo un modelo de acumulación diferente (el neoliberalismo), donde las ganancias capitalistas fueran mayores, y sentando las bases para la privatización del patrimonio estatal a manos del empresariado. Esta política económica implico el aumento de la deuda externa, el auge de las inversiones extranjeras, caída de salarios, etc., favoreciendo principalmente las especulaciones financieras y a los monopolios internacionales, a la vez que condenaba a los trabajadores a condiciones de vida cada vez más precarias. Es decir, que su política (contrarrevolucionaria) fue la ser el brazo ejecutor de las medidas que necesitaba la burguesía para aumentar sus ganancias y disciplinar al bloque subalterno. En el plano político, los partidos fueron ilegalizados y las instancias de representación electoral fueron borradas.En el plano de lo social, los sindicatos obreros fueron intervenidos al igual que los espacios de autoorganización estudiantil, los derechos individuales fueron suprimidos, violándose la libertad de expresión y de reunión.

En este contexto es que comienza a usarse la palabra “desaparecido”. A su vez se crearon centros clandestinos de detención donde se practicaba la tortura física y psicológica sobre el detenido-desaparecido. Esta violencia no era un error sino una herramienta recurrente de la burguesía (a través de las Fuerzas Armadas en tanto su aparato represivo) para instaurar un nuevo modelo de acumulación de capital y silenciar toda resistencia al mismo.

A la vez que su discurso perdía legitimidad y se desgastaba la forma de gobierno, la dictadura no dudo en emprender la aventura de Malvinas, enfrentándose a la Inglaterra imperialista que durante siglos venia perfeccionando su aparato militar. Como esto no le sirvió para sostenerse en el poder, tuvo que negociar con los partidos burgueses una salida para permitir que haya un régimen de gobierno consensual que institucionalice los cambios producidos.

EN “DEMOCRACIA” LO MISMO

El primer gobierno en “democracia” intento llevar a juicio a las juntas militares, pero luego del levantamiento carapintada, “la casa volvió a estar en orden”, ya que se sancionaron las leyes de Punto final y Obediencia debida, reestableciendo la impunidad sobre los militares genocidas que atemorizaron a Alfonsin (pero no al pueblo, que salio a la calle a repudiar el levantamiento) .Desde el ‘83, el Estado ha reemplazado la represión masiva, pero no su carácter, ya que sigue manteniendo practicas repudiables, como el reprimir a sindicatos que no se someten a las conciliaciones obligatorias, entregando recursos a punteros políticos y otras imposiciones a los sectores populares.

En los comienzos de esta etapa, se tentó a intelectuales reconocidos y de extracción progresista, como Sábato, que aparecía sosteniendo la “teoría de los dos demonios”, que implicaba excluir al pueblo del conflicto (dejándolo en el medio de la disputa de dos bandos o “demonios”) a la vez que desmentía que hubiera existido el terrorismo de Estado como arma de la dictadura contra el pueblo al equipararlos y ponerlos en igualdad de condiciones.

En la actualidad, el gobierno del matrimonio Kirchner, no ha planteado nada nuevo en el escenario nacional. Las fuerzas de “seguridad” de la “democracia”, policiales, penitenciarias u otras, continúan manteniendo costumbres propias de la dictadura, en las cárceles los abusos son algo cotidiano, al igual que los homicidios efectuados por la policía provincial o federal, casos como el de Walter Bulacio o Miguel Bru u otros netamente políticos, como el de los compañeros Santillán y Kostecki se repiten en crímenes actuales como el del maestro Fuentealba o el de jóvenes en barriadas populares. Ni hablar cuando se hacen públicas maniobras de espionaje promovidas desde el seno de la Marina, como en Trelew, o cuando represores se “suicidan” en dependencias del ejército. Todo esto da cuenta de que las fuerzas represivas conservan intacto su capacidad de acción. El caso de López sea tal vez el mas doloroso, ya va un año y medio de su desaparición allá por septiembre del 2006, y no se tienen indicios de su paradero ni de quienes son los responsables de su secuestro. Tristemente se reinstala la figura del “desaparecido”, esta vez la victima es un testigo que denunciaba las atrocidades cometidas por el terrorismo de Estado. Como telón de fondo, todavía hay miles de trabajadores procesados por luchar y en Las Heras continúan presos los compañeros petroleros por reclamar por sus salarios.

Los trabajadores tampoco han podido recuperar los salarios conquistados antes de la dictadura, es mas, cada vez que salen a luchar por mejorar sus condiciones de vida, el gobierno “nacional y popular” que tanto se enorgullece de enarbolar la bandera de los derechos humanos, no duda en optar por defender los intereses del empresariado mediante la represión o el desgaste de las luchas. Así se puede ver en conflictos como el de los subterráneos, el Hospital Francés, o mas recientemente en el Casino, Indec o Maffisa, donde los trabajadores experimentan medidas de organización desde las bases y democráticas, desbordando en algunos casos las conducciones sindicales burocráticas. Por esto es que el gobierno de Cristina Kirchner se apura en “cocinar” el Pacto Social entre empresarios, burócratas sindicales y funcionarios, porque observa que hay sectores de la clase trabajadora que no toleran las actuales condiciones de trabajo, que los aumentos salariales otorgados por el gobierno son insuficientes para cubrir el alza de la inflación, y que frente a esto solo es posible la unidad de los de arriba para enfrentar a las nuevas camadas de luchadores populares que se vienen entrenando al calor de las luchas, desde aquel diciembre de 2001 hasta nuestros días, donde se observa que el método de la democracia directa se ha extendido en los lugares de trabajo en conflicto y se empieza a dar cierta coordinación de estos sectores a pasos lentos pero incipientes.

Con los compañeros desaparecidos como ejemplo de compromiso y entrega, hoy nos encontramos de nuevo en lucha.

El Viejo Topo (Sociales UBA)

el Brote (Psicología UBA)

La Cantera (UNGS)

CAUCE (UNLP)

BASE (Cs. Económicas UBA)

FER (Neuquén)

Andamio (Tucumán)