Ecu - 20 años de la desaparición de Santiago y Andrés Restrepo | Ecuador |
‘Los desaparecidos están en todos lados y en ninguna parte’
Hoy se cumplen 20 años de la desaparición de Santiago y Andrés Restrepo. María Fernanda, su hermana, recuerda la incansable lucha de su familia por la verdad.
‘Desde el día en que mis hermanos, Santiago y Andrés Restrepo, se esfumaron, mi familia y yo nos hemos negado a olvidar. Recordar nos devuelve un poco de esos dos valiosos niños desaparecidos hace 20 años.
Santiago, de 17 años, era el mayor. Lo recuerdo como un adolescente tímido, buen estudiante, responsable, cariñoso y cuidadoso conmigo. A Andrés, aunque ya tenía 14 años, le decíamos el ‘nené’. Era mimado, sentimental, pero también juguetón y bromista.
Hoy se cumplen 20 años de la desaparición de Santiago y Andrés Restrepo. María Fernanda, su hermana, recuerda la incansable lucha de su familia por la verdad.
‘Desde el día en que mis hermanos, Santiago y Andrés Restrepo, se esfumaron, mi familia y yo nos hemos negado a olvidar. Recordar nos devuelve un poco de esos dos valiosos niños desaparecidos hace 20 años.
Santiago, de 17 años, era el mayor. Lo recuerdo como un adolescente tímido, buen estudiante, responsable, cariñoso y cuidadoso conmigo. A Andrés, aunque ya tenía 14 años, le decíamos el ‘nené’. Era mimado, sentimental, pero también juguetón y bromista.
La diferencia de edad no era un problema para nosotros. Yo siempre estaba metida en sus planes. Los tres éramos ‘boy scouts’.
Los vi por última vez el día cuando me llevaron al colegio. Mis padres salieron de viaje a la playa con unos familiares. Estaban cansados porque habían trabajado mucho en la época de Navidad.
Ese 8 de enero salimos los tres de la casa, a las 06:30. Carlos Manejaba el auto y Andrés lo acompañó porque no tenía clases.
Quedamos en que me retirarían de una fiesta infantil, pero esperé toda la noche y nunca llegaron.
Un año después de la desaparición nadie daba por hecho que ellos no iban a volver. Que estaban vivos, era una esperanza falsa que sostenía la Policía, a través de un personaje tan tétrico y cruel como fue la subteniente Doris Morán.
Yo pensaba que pronto iban a volver. Llegaba a la casa y preguntaba ¿ya volvieron? Me despertaba y me iba a ver si estaban en sus cuartos, pero nada
La Policía nos amenazaba si hablábamos, pero un año después el silencio se rompió con las protestas en la Plaza Grande.
La lucha era muy dura porque los desaparecidos están en todos lados y en ninguna parte. Luego de cuatro años esa esperanza se derrumbó cuando Hugo España confesó que sus cuerpos estaban en la laguna de Yambo.
Es muy difícil aceptar una muerte cuando no hay cuerpos físicos que lo prueben. Mi mamá no admitió eso nunca. Siempre mantuvo una esperanza remota.
El anuncio de la comisión internacional que se estableció en el gobierno de Rodrigo Borja, en el cual se dijo que la Policía los mató, fue como un baldazo de agua fría para mi madre.
Para entonces, la vida de mi familia se había volcado completamente a buscar la verdad de la desaparición. Hasta ahora mi papá, Pedro Restrepo, no ha descansado un día. Él dice que no duerme tranquilo sin haber hecho algo para saber de Santiago y Andrés.
Mi padre es ingeniero mecánico. Antes de ese hecho tan doloroso tenía una pequeña empresa, pero dejó todo por buscarlos. Mi madre era un punto aparte. Parecía que había muerto en vida.
Nos manteníamos de los ahorros y las ayudas. Las ganancias del almacén de antigüedades que tenemos en el centro comercial El Bosque nos ayudaban, pero la situación económica fue difícil. Para seguir en el colegio obtuve una beca. Mis padres inteligentemente me mantuvieron alejada. Intentaron protegerme todo el tiempo para no hacer que ese problema me afectara demasiado.
Cuando mi madre se estaba recuperando del ‘shock’, tuvo un accidente de tránsito y murió.
Nosotros seguimos en la lucha, pero después de tantos años hay compromisos del Gobierno que aún no se cumplen. Primero fue el
rastreo en la laguna de Yambo. La Procuraduría tuvo dos ofertas, pero ahora para alargar el cuento dicen que tienen que hacer una licitación que lleva tiempo y q ue el trabajo cuesta mucho dinero.
Además, en el juicio que se ganó con la OEA se habló de que faltaban más implicados por condenar. Hasta ahora solo ocho de los 33 han sido sentenciados.
Tampoco sabemos toda la verdad. Lo que pasó con mis hermanos es un secreto de Estado. La verdad reposaba en el despacho de quien fue ministro de Gobierno, Luis Robles Plaza. El 10 de enero de 1988 él se reunió junto a la cúpula policial para hablar de la muerte de uno de mis hermanos y se decidió la muerte del segundo. ¿Por qué los mataron? No lo sé.
Luego, al reclamo público y la bandera de lucha que tenían mis padres se sumaron otros casos y se sentó un precedente. Ahora, la Policía no se mancha las manos y juzga a sus miembros y la gente no tiene miedo de denunciar.
----
Crimen de Estado
El 8 de enero de 1988 miembros de la Policía Nacional apresaron y torturaron a los chicos Carlos y Pedro Restrepo Arismendy.
El 8 de enero de 1990 Pedro Restrepo y su familia realizan el primer plantón de un día entero en la Plaza Grande. En julio el presidente Rodrigo Borja nombró una comisión internacional para investigar el caso.
En 1998 la familia Restrepo gana un juicio en la Organización de Estados Americanos (OEA) ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El Estado ecuatoriano indemnizó a la familia con USD 2 millones. Además, se propuso juzgar a los implicados.
Hoy se cumplen 20 años de la desaparición de los Restrepo. La familia y los organismos de DD.HH.conmemoran la fecha con un concierto en la Plaza Grande.
Los vi por última vez el día cuando me llevaron al colegio. Mis padres salieron de viaje a la playa con unos familiares. Estaban cansados porque habían trabajado mucho en la época de Navidad.
Ese 8 de enero salimos los tres de la casa, a las 06:30. Carlos Manejaba el auto y Andrés lo acompañó porque no tenía clases.
Quedamos en que me retirarían de una fiesta infantil, pero esperé toda la noche y nunca llegaron.
Un año después de la desaparición nadie daba por hecho que ellos no iban a volver. Que estaban vivos, era una esperanza falsa que sostenía la Policía, a través de un personaje tan tétrico y cruel como fue la subteniente Doris Morán.
Yo pensaba que pronto iban a volver. Llegaba a la casa y preguntaba ¿ya volvieron? Me despertaba y me iba a ver si estaban en sus cuartos, pero nada
La Policía nos amenazaba si hablábamos, pero un año después el silencio se rompió con las protestas en la Plaza Grande.
La lucha era muy dura porque los desaparecidos están en todos lados y en ninguna parte. Luego de cuatro años esa esperanza se derrumbó cuando Hugo España confesó que sus cuerpos estaban en la laguna de Yambo.
Es muy difícil aceptar una muerte cuando no hay cuerpos físicos que lo prueben. Mi mamá no admitió eso nunca. Siempre mantuvo una esperanza remota.
El anuncio de la comisión internacional que se estableció en el gobierno de Rodrigo Borja, en el cual se dijo que la Policía los mató, fue como un baldazo de agua fría para mi madre.
Para entonces, la vida de mi familia se había volcado completamente a buscar la verdad de la desaparición. Hasta ahora mi papá, Pedro Restrepo, no ha descansado un día. Él dice que no duerme tranquilo sin haber hecho algo para saber de Santiago y Andrés.
Mi padre es ingeniero mecánico. Antes de ese hecho tan doloroso tenía una pequeña empresa, pero dejó todo por buscarlos. Mi madre era un punto aparte. Parecía que había muerto en vida.
Nos manteníamos de los ahorros y las ayudas. Las ganancias del almacén de antigüedades que tenemos en el centro comercial El Bosque nos ayudaban, pero la situación económica fue difícil. Para seguir en el colegio obtuve una beca. Mis padres inteligentemente me mantuvieron alejada. Intentaron protegerme todo el tiempo para no hacer que ese problema me afectara demasiado.
Cuando mi madre se estaba recuperando del ‘shock’, tuvo un accidente de tránsito y murió.
Nosotros seguimos en la lucha, pero después de tantos años hay compromisos del Gobierno que aún no se cumplen. Primero fue el
rastreo en la laguna de Yambo. La Procuraduría tuvo dos ofertas, pero ahora para alargar el cuento dicen que tienen que hacer una licitación que lleva tiempo y q ue el trabajo cuesta mucho dinero.
Además, en el juicio que se ganó con la OEA se habló de que faltaban más implicados por condenar. Hasta ahora solo ocho de los 33 han sido sentenciados.
Tampoco sabemos toda la verdad. Lo que pasó con mis hermanos es un secreto de Estado. La verdad reposaba en el despacho de quien fue ministro de Gobierno, Luis Robles Plaza. El 10 de enero de 1988 él se reunió junto a la cúpula policial para hablar de la muerte de uno de mis hermanos y se decidió la muerte del segundo. ¿Por qué los mataron? No lo sé.
Luego, al reclamo público y la bandera de lucha que tenían mis padres se sumaron otros casos y se sentó un precedente. Ahora, la Policía no se mancha las manos y juzga a sus miembros y la gente no tiene miedo de denunciar.
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Crimen de Estado
El 8 de enero de 1988 miembros de la Policía Nacional apresaron y torturaron a los chicos Carlos y Pedro Restrepo Arismendy.
El 8 de enero de 1990 Pedro Restrepo y su familia realizan el primer plantón de un día entero en la Plaza Grande. En julio el presidente Rodrigo Borja nombró una comisión internacional para investigar el caso.
En 1998 la familia Restrepo gana un juicio en la Organización de Estados Americanos (OEA) ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El Estado ecuatoriano indemnizó a la familia con USD 2 millones. Además, se propuso juzgar a los implicados.
Hoy se cumplen 20 años de la desaparición de los Restrepo. La familia y los organismos de DD.HH.conmemoran la fecha con un concierto en la Plaza Grande.
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