Recordemos que Francisco Paredes Ruiz fue militante del MAR y formó parte de los integrantes de esta organización que recibieron entrenamiento en la República Popular de Corea del Norte. Es detenido en 1971 y permanece como preso político en la cárcel de Lecumberri, hasta la promulgación de la Ley de Amnistía.

Al salir de prisión se reincorpora a la lucha armada. Es herido gravemente en un enfrentamiento con fuerzas policíacas del estado de Michoacán. Al estar detenido en dicha entidad acuden a la ciudad de Morelia agentes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), con la intención de trasladarlo al Distrito Federal.

En esa época, principios de los ochentas, el gobernador michoacano es Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien en defensa de la autonomía del estado y conocedor del destino fatal que le esperaba a Francisco Paredes si caía en manos de la DFS, se opone firmemente a ello y niega la entrega del prisionero herido. Ese acto de dignidad, justo es reconocerlo, le salva la vida al compañero Paredes.

Después de permanecer en prisión algunos meses, Francisco es liberado y se reincorpora a la lucha campesina ahora por la vía pacífica, camino que ha seguido durante todos estos años.

Al tiempo que trabaja en la organización cooperativista de grupos campesinos, principalmente del área forestal, forma parte de los fundadores de la Fundación Diego Lucero, A.C., organización civil que promueve y defiende los derechos humanos y que se propone contribuir a que nunca más el Estado Mexicano tenga como política, para resolver los problemas sociales, la represión, la tortura, el homicidio y la desaparición de sus críticos y adversarios políticos.

Ante la desaparición forzada del compañero Francisco Paredes Ruiz, luchador social y defensor de los derechos humanos, exigimos a las autoridades el esclarecimiento de los hechos, el respeto a su integridad física y psicológica, así como su inmediata  presentación con vida.

Blanca Hernández  D.
Julio Pimentel R
Fundación Diego Lucero