Homenaje a Susana de sus compañeras del secundario
Querida amiga de la vida:
No sólo compartimos momentos lindos en el colegio, sino fuera de allí.
Veraneos inolvidables en Mar del Plata, con millones de anécdotas que las llevo guardadas en mi corazón.
Todos los momentos que pasamos juntas, estabas allí como UNA GRAN AMIGA DEL ALMA. Junto a vos una se sentía
segura, serena, tranquila, pendiente del buen consejo y sobre todo LEAL.
Y así pasó un día en que no pudimos vernos más. Fueron años de mucho dolor.
Muchos sueños donde estabas llegando diciéndome: "Aquí estoy, ya llegué". Y no quería
despertar.
Ya luego del 83 me dí cuenta que no había más esperanza de esperarte.
Como me hubiera gustado haber seguido creciendo juntas por los caminos de la vida.
Amiga querida, aquí estamos reunidas con el mismo cariño que nos tuvimos durante todos estos años y,
aunque no lo quieras creer, en cada reunión sale tu nombre.
Sé que estás mirándonos desde algún lugar con MUCHA PAZ. Por eso queremos decirte que siempre te
hemos recordado, siempre te hemos admirado por tu transparencia, tu lealtad, y por el gran don de jugarse por los
demás.
Amiga querida, hasta otro día.
Susana
Tantas veces pensé en vos Susy, tantas veces, pero fui incapaz de compartir con nadie esos pensamientos.
Sí silenciarlo era lo mejor.
¡Vaya tontería! ¡Vaya pocas agayas!
Sí, pensé cuando plantaron árboles en memoria de los desaparecidos de Argentina en Barcelona, pero yo no
fui.
Mejor silenciarlo.
Te busqué en libros, no encontré nada. Te busqué en internet, pero no supe encontrarte.
Pero finalmente y gracias al hijo de una compañera nuestra, Estela Pugliese, te vi en internet y me invadió una
gran angustia y desesperación.
¿Qué te han hecho? ¿Por qué? ¿Por qué has tenido que sufrir lo indecible?
Y ahora llegó el momento de compartir un sentimiento que seguro es común a todos nosotros.
Sólo han pasado 30 años…
Mónica
¡¡Cuántos buenos momentos compartidos!! Alegría, música y algunas picardías……
Nos conocíamos desde antes de compartir el aula: tu abuela de Altolaguirre y la asistencia a misa de gallo en el Beata
en varias Navidades.
Luego el secundario, etapa inolvidable. Bailes y peñas de promoción. Tu guitarra….tus canciones….nuestras
canciones.
Más tarde, una profunda AMISTAD. Conocíamos nuestros secretos más íntimos. ¡Cómo nos
divertíamos las cuatro juntas con Susana G. y María!. Y en Mar del Plata?......
Simpática, vivaz, solidaria, de fuertes convicciones. Graciosa y respetuosa.
Más tarde el DOLOR y luego la esperanza permanente del regreso. ¡Cuánto te esperó tu mamá
sin salir de casa porque podías llegar en cualquier momento!
Igual te sigo esperando en algún lugar o en algún momento. Hasta pronto………
Silvia Primo
Yo conservo una imagen "física" de ella totalmente opuesta a la de la foto en el sitio de internet.
Cuando visualizo mentalmente a Susana siempre la veo con una sonrisa.
Silenciosamente siempre admiré su sentido del humor y su gracia. Muchas veces me hizo reír con su forma de
decir.
No son muchas las personas con esta capacidad, ni muchos son los que tienen el don y el talento de la gracia personal.
Se dice que es propio de personas sensibles e inteligentes. Y así la veo yo. No podré estar "físicamente"
en este homenaje porque voy a viajar a España y mis amigos me hacen una despedida ese día.
Vuelvo a decir, no estaré físicamente pero sí estaré con mi oración y mi minuto de silencio
que será mi forma de homenajearla junto a Uds. Lamento muchísimo que tenga que ser así.
Queridas compañeras y amigas, la vida es un recorrido que nos muestra cosas maravillosas aunque también variadas
ingratitudes.
Yo quiero celebrar que Dios me haya regalado la presencia de Uds. en mi vida y la de quienes hoy no están
"físicamente" con nosotras pero que de todas maneras forman parte de nuestro recorrido terrenal hasta el reencuentro
que, no tengo dudas, se dará algún día.
Aurora
Te recuerdo sencilla, de trato fácil y envidiable sentido del humor. Todavía, aunque el tiempo nos dejara
solamente retazos, se distingue entre la charla adolescente de la clase, una palabra que atempera los ánimos,
más grave que el resto, y es tu voz.
Te recuerdo con cariño, estirada en el banco, gesticulando sabrá Dios qué, con la
mirada serena por el entorno de las filas y el cabello oscuro, suelto hasta los hombros..
Te recuerdo, "papaíto piernas largas", como la más alta, bien dispuesta a reconvenirme
cuando estaba en las nubes, con alguno de tus chistes o tus frases sensatas.
No creas que postergué tu evocación por nada. A veces es difícil y muy doloroso
reconocer la ausencia; se vuelve intolerable pensar qué te pasó y sospechar negando lo que en definitiva
sabemos, pero no quiero admitirlo porque me causa horror y profunda pena.
Después de treinta años vayamos hacia entonces, hacia aquellos sesenta de amor y paz, a
los asaltos para bailar el cuadrado, a cantar fri-fra-fru en coro, al vaquero y al Jumper del Beata, a nuestro escudo de
Mafalda... y quedémonos en el aula donde estaremos siempre juntas, donde siempre seremos compañeras de afectos,
en esa zona eterna e invulnerable que transita la memoria.
Norma
Con el tiempo los recuerdos se borran o desvanecen; pero por alguna razón los años en el Beata resultaron ser
una marca indeleble en el espíritu de aquel grupo.
Éramos aguerridas y parecíamos invencibles frente a cualquier adversidad.
En ese marco se inscribía ella, Susana, tranquila, apacible, callada.
Seguramente había figuras intrépidas, apabullantes que silenciaban sus palabras elocuentes, decidoras.
Por alguna razón más que la expuesta; daba cuenta que en ella se forjaron ideas e ideales que luego figuras no
adolescentes, no apabullantes; pero sí demoledoras, acallaron. No sólo su voz sino sus ideales y su vida.
Nosotras las de entonces, las mágicas personitas luchadoras, cuestionadoras, solidarias, sin saber hoy demasiado unas
de las otras,
nos juntamos para rendir homenaje a su memoria.; más allá o más acá de compartir los modos y las
formas.
Igual creo, amiga, compañera, que las ideas y los ideales quedan latiendo y resuenan en los oídos que escuchan.
Jugarse por ellos no es tarea menor.
Compañeras, me parece que para las que aún estamos y somos el eco de aquellos ideales; la vida se salva, se
merece, sólo si sabemos que nadie ganó matando al otro.
La vida nos hace posibles humanos cuando al genocidio se le impone la justicia y no la audacia imperdonable de apropiarse de
la vida de los otros, por la ignorancia de no saber tolerar las diferencias.
Guille
Paradojas...
Si tuviera la oportunidad de ser escuchada por vos, te contaría tantas cosas "extrañas"... Tal vez puedas
leerlas...
Susana:
¿Sabés que mis hijos te conocen porque nunca llegaron a conocerte?...
¿Sabés que no les interesa la "historia oficial" porque les importa la Historia?...
¿Sabés que como ellos yo pienso que sólo las "grandes" son las que no hablan de otros, ni de cosas sino
de ideales? Y que esas personas "grandes" hacen cosas que no siempre pueden ni saben verse?...
¿Sabés que cuando "te mataron tantas veces resucitarás otras tantas veces como la cigarra"..
¿Sabés que cuando querés tapar con la mano al sol, surge su luminosidad más encandilante y
más te obliga a cerrar los ojos?...
Son cosas simples, parecen pequeñas pero son grandiosas...
Paradojas de la existencia...
Como, te decía, no sé si podrás leer estas líneas pero yo te las dedico igualmente...
Otra paradoja más...
Te recuerda, siempre,
Nora
Era marzo de 1967, era mi primer día en el colegio "BEATA IMELDA", 3º año de Magisterio. Yo entré al
salón y me senté con una "nueva" como yo, era Mimí Marengo, en seguida nos hablamos porque
habíamos quedado juntas compartiendo el banco porque éramos las únicas nuevas.
Nos saludaron todas, algunas más sonrientes, otras no tanto, otras indiferentes, y hubo una en la misma fila que
Mimí y yo pero banco por medio ¡NUNCA me olvidé ni OLVIDARÉ, me sonrió mucho, me dijo "Yo
te conozco del barrio, vos vivís en Villa Pueyrredón, sos hija de don Galli, de la estación de servicio!
¡Qué suerte, vivimos cerca así que cualquier cosa que necesites, podemos hacer tareas juntas, yo vivo en
Larsen, a tres cuadras de tu casa!".
Para mi eso fue maravilloso, saber que no iba a estar sola, frente a todas las demás, que no me habían dicho
nada.
Y luego, con el pasar de los días, meses, empecé a compartir muchos momentos con su hermano Carlos, que era tan
simpático, con sonrisa fácil al igual que su papá, su mamá también. Recuerdo que cada vez
que iba a su casa, era sentirme como en la mía, a cualquier hora, para lo que fuera.
Susi era muy creyente, yo no tanto, íbamos a parroquias diferentes, sin embargo podíamos compartir charlas en
las que yo sabía que ella no coincidía, pero jamás me sentí censurada ni juzgada.
Recuerdo que con el correr de los años, cuando fuimos creciendo, ante cualquier problema que hubiera en el curso,
siempre Susi tenía la palabra que aliviaba todas las peleas o encontronazos y su sonrisa y sus chistes nos ayudaban a
sentirnos mejor y encontrar respuestas que eran las mejores.
Cada vez Susi que me he acordado de vos (es la primera vez que se lo digo a alguien que no sea mi familia) siempre fue con tu
pelo largo y tu "eterna sonrisa".
Siempre le digo a Dios: "¡No es justo que nos hayas privado de su sonrisa!" y Dios siempre me contesta lo mismo: "Esa
sonrisa de Susi es tuya, nadie te la ha quitado!"
Han pasado 29 años y ahora lo puedo compartir con Uds. Mis queridísimas compañeras del "Beata"… y pensar
que yo fui a ese colegio puteando, porque me habían echado del "Huerto" y quería quedarme allá.
Y así fue como después la vida me fue enseñando: lo que se nos aparece primero como una
catástrofe, luego se nos convierte en una oportunidad, nosotros decidimos si es exitosa.
Las amo con todo mi corazón .
Graciela
Después de tantos años, de tantas cosas que han pasado, busco en mi memoria imágenes de ese tiempo, de
nuestra juventud, del colegio. Busco específicamente en el aula, en la fila junto a la puerta. ¡Adelante!
¡Cerca del pizarrón! (Extraño, pienso, Susana que era altísima estaba en el frente)
Así buscando llego y distingo su silueta delgada, inclinada sobre el banco, su cabello, lacio perfecto
(¡qué felicidad!), su mirada y su sonrisa absolutamente serena.
Es eso lo que no puedo dejar de ver, ese gesto profundo que desplegaba, conciliando, uniendo, suavizando las diferencias,
aliviando las tensiones. No era una sonrisa vacía, liviana, su expresión era intensa y pacífica,
transmitía afecto, cordialidad, calma.
Su frescura, su sonrisa.
¡Qué locura que la hayan silenciado! ¡Qué insolencia! ¡Qué atropello!
Hoy tenemos el recuerdo y la posibilidad de rescatar, de salvar para nosotros y para la historia, su imagen, la que estamos
rearmando, entre todas, juntas como hace treinta años.
Marta
Mantener la memoria activa es un recurso importantísimo para que se pueda ejercer sobre ella la crítica
permanente hacia los errores del pasado; así como también es importante resaltar los buenos ejemplos del mismo y
tratar de inculcarlos en el presente.
Los ejemplos se mantiene vivos y mas allá del destino de quienes lo han predicado; el legado de Solidaridad;
Emprendimiento; Justicia Social y Compromiso con el prójimo que nos dejo Susana no socavara jamás en nuestros
corazones; ni en nuestras mentes; ya que el recuerdo de ella sigue vivo y es por esa misma razón que
hoy nos encontramos reunidas acá:
Para homenajear a alguien que junto con muchos otros jóvenes de nuestra generación no merecieron jamás el
destino que le impusieron.
Chiqui
"Mi recuerdo es breve en palabras, mas no en sentimiento ni emoción.
Me encontré con Susana en uno de los arbolados caminos de la Facultad de Agronomía, un día del que no
puedo precisar año, mes ni hora aunque eso no es lo importante sino la imagen que siempre acude a mi memoria, la de
una Susana con rostro amigable, de sonrisa cordial y mirada buena, alegre, franca.
Luego el beso de la despedida, el saludo y el movimiento con gracia de su cabeza acompasado con el cabello largo, lacio y
evoco también en este compartir, su tono de voz particular, distinto mientras nos decíamos hasta cualquier
momento".
Angélica
Pienso que somos privilegiadas por haberla conocido quien sabe en la mejor etapa de su vida. La recuerdo siempre
riéndose y haciéndonos reír. No la puedo imaginar de mal humor. Mi recuerdo de aquella época es
que en la casa de ella, en la calle Larsen, en un baile cuando estábamos en tercer año, empezó mi
historia con Juan Carlos, el que después fue mi esposo y el padre de mis tres maravillosos hijos.
Rosita |