"Por un pelo no se lleva usted la bandera, cadete Molina." Esto le dice a mi hermano Jorge el General Miná,
director del Liceo Militar General Belgrano, en la ceremonia de entrega de diplomas del año 1961, en Santa Fe. Jorge se
recibía entonces, como todos los cadetes de 5to año, de Subteniente de Reserva. Había cursado el
secundario en el Liceo, junto con mi hermano José María, porque la beca que les
habían asignado hacía menos difícil la situación económica de mi madre, docente, viuda, con
cuatro hijos. La bandera a la que se refería Miná era el primer puesto de la promoción, que quedaba en
manos de su hijo, el Subteniente Miná. A Jorge le entregaban medalla al mérito y una réplica en miniatura
del sable corvo del General San Martín, que fue un orgullo para él y para todos nosotros.
A los dieciocho años Jorge era un muchacho apasionado por la literatura, habilidoso en artes
plásticas, correcto y muy humilde, con una visión esperanzada de la vida. Era entonces, como lo fue siempre, un
hombre feliz, de profunda fe en sus ideales, amable y amado. Leíamos a Benedetti, a Asturias, al Vargas Llosa de La
ciudad y los perros.
Enseguida empezó la carrera de Arquitectura en la Universidad Católica de Santa Fe, pero los puntos
de vista de sus profesores y de los sacerdotes que frecuentaban esa universidad muy pronto le parecieron estrechos y
limitados, así que decidió continuar con su carrera en la Universidad Nacional de Rosario. Consiguió
trabajo en el Comedor Universitario y en ese lugar conoció a la "Negrita" Nilda Migues, que cursaba en la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNR. Con Nilda crecieron juntos en la vida y en la militancia revolucionaria y entonces todo
ese caudal de ideales que Jorge tenía en formación se pasó a la causa del proletariado, con la misma fe
que antes carecía de un objetivo claramente marcado.
En Rosario se recibió de Arquitecto más o menos al mismo tiempo que empezaron a militar con mayor
compromiso en el PRT, y a Jorge le sirvieron los conocimientos militares que traía del Liceo y sus habilidades
prácticas que le permitían dibujar, hacer esquemas y redactar instructivos en forma clara y didáctica. Lo
de "maestro" debe haberlo heredado de mi madre, porque los compañeros dicen que era muy claro cuando se trataba de
explicar a sus pares los temas que los ocupaban.
Con Nilda se casaron en 1969 y al año siguiente nació Cecilia, su única hija, a quien
veían en la casa de los padres de Nilda, en el barrio de Arroyito, cuando ellos dos pasaron a la clandestinidad.
Jorge fue uno de los compañeros que fundaron el ERP en Julio de 1970, durante el V Congreso del PRT, junto a
Santucho, Urteaga, Menna.... Desde entonces tuvo responsabilidades en distintas acciones: el secuestro del cónsul
inglés Sylvester (ligado al Swift) en Rosario; el combate de Azul y el secuestro de Igarzábal; el
desenvolvimiento de la Compañía de Monte en Tucumán. Estuvo preso en Devoto y en Rawson y la
aministía del '73 nos lo devolvió provisoriamente a La Plata.
Los sucesos de Capilla del Rosario, en Catamarca, donde perdimos a mi hermano José (el compañero
Esteban), afectaron mucho el ánimo de Jorge. Yo lo vi sufrir la pérdida de Josema, aunque nunca lo vi renegar de
su fe en la lucha; y muchas veces le oí decir: "Lo que a nosotros nos toca destruir, a Cecilita le va a tocar
reconstruir para el socialismo."
La emboscada del 7 y 8 de Octubre de 1975 en la Ruta 307 se produjo 14 meses después de Capilla del Rosario y
Jorge perdió allí la vida en una acción tan valerosa como cabía esperar del Capitán Pablo.
A mí me tocó acompañar a mi madre a recoger el cuerpo, pero nos hicieron saber que no podíamos
retirarlo y que debíamos enterrarlo en el cementerio de Cebil Pozo, cerca de San Miguel de Tucumán. Cecilia
quiere recuperar sus restos.
Nilda fue secuestrada en Buenos Aires 2 años después. No tenemos testimonio de su paso por un C.C.D.