Conocí a Andrés en 1967, en la facultad de derecho de la UBA.
Hicimos el Ingreso juntos pero recién nos hicimos amigos en un curso de Penal I con el Dr. Cabral. Al igual que a
mí, poco nos importaba la Abogacía, mas bien las cuestiones sociales y políticas.- Yo venía de una
familia peronista pero él no, por lo que tenía que hacer mayor esfuerzo para comprender los años que se
vivían.- Aunque pertenecíamos a un grupo más grande de compañeros de estudio, rápidamente
comenzamos a tener nuestras charlas aisladas del resto.- Él ya comenzaba a tomar contacto con gente de la CGT de los
Argentinos. Comenzamos a ver todo de la misma manera, aunque él ya estaba en iniciativas más avanzadas, y me
contaba de sus experiencias en campamentos Cristianos en el interior, aunque con pocos detalles - ya en 1968 el me hizo
comprender la necesidad de mantener reserva sobre nuestras cuestiones personales y comenzamos a tener experiencias de
comunión de ideas con cuestiones sociales que nos nutrían y nos llevaban a profundas charlas.- Recuerdo que
fuimos a una iglesia en Quilmes a ver en un sótano "La hora de los hornos", con debate donde él siempre esperaba
con paciencia para hablar al final, siempre con la visión exacta de los tiempos que vivíamos.- Recuerdo
también que una vez me llevó a Los Polvorines a la casa de Raymundo Ongaro, con quien pasamos una tarde los
tres, inolvidable para mi.-
Seguimos avanzando en nuestra integración con largas jornadas de debate y demás
que fueron para todos nutrientes que nos acompañarían toda la vida.- Andres, siempre apurado, con el día
lleno de tareas y eternamente su camisa afuera, ya íbamos a la facultad sólo a reunirnos por nuestras cosas ,
los libros de derecho pasaron a mejor vida.- Cuando murió su padre unos compañeros me llevaron hasta su casa
de la zona Norte, conocí alli fugazmente a su madre y pasamos la tarde en su habitacion del primer piso,
acompañando su dolor.- Nos integramos hasta el año 1971 en el que perdimos contacto.- No pudimos reunirnos una
vez porque tuvo un accidente en un dedo de su mano y ya no volvimos a vernos.-
Años después nos encontramos en Buenos Aires, caminamos dos días por la ciudad, en un reencuentro que
no olvidaré.- Fue después de Malvinas.- Allí intercambiamos fotos de nuestros hijos, recuerdo que le
dí una foto de mis dos hijos varones y el me dió la de sus dos hijas mujeres, que quedó en alguna caja de
las tanta mudanzas de la vida.- Allí me preguntó sobre la vida en la Patagonia, sobre como eran los colegios
para sus hijas y pude entrever la posibilidad que volviera, pero nada dijo y nada pregunté.- Sigo guardando a Andres en
mi corazón, porque en esos años 70 me nutrió de la mejor savia de la vida... Hay pérdidas que son
irrecuperables, ésta es una de ellas.- Como siempre pense que la vida es un poco mágica, todavía creo
verlo en la calle, acomodándose el pelo que aún tenía, con sus anteojos de marco negro que se sacaba para
limpiar con las puntas de su camisa.- Alejandro.....