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Alberto Francisco Arenas


Alberto Francisco Arenas "Pancho"

Desaparecido el 19/8/77

Tenía 28 años



Alberto era obrero metalúrgico. Trabajaba de tornero en la fábrica de Mercedes Benz en en González Catán. Fue uno de los 14 desaparecidos de la fábrica. La empresa le continuó pagando el sueldo a su familia, supuestamente para que se callaran la boca. Se estima que las desapariciones en Mercedes Benz se produjeron a raíz de que la agrupación Montoneros había secuestrado a un gerente de la empresa en octubre de 1975. Además el Ejército Argentino era el mayor cliente de Mercedes Benz ya que le compraba los camiones Unimov.

Alberto, al igual que otros compañeros de la fábrica, fueron llevados al C.C.D. Campo de Mayo. Todos menos uno de los detenidos de la Mercedez Benz fueron "trasladados".



Alberto,

Te sigo amando y extrañando, quisiera saber dónde estás sepultado para llevarte flores, siempre me acompañás y aun hoy no entiendo porque te "desaparecieron". Trabajabas más de 18 horas por día y sólo gente de con un corazón malsano pudo haberte etiquetado de zurdo o lo que fuera. Yo claramente sé que eras apolítico y que con trabajo y sudor te rompías para dejar atrás un pasado de pobreza. Mi corazón hoy sigue sangrando por tu desaparición física, pero seguís vivo en mi corazón, siempre te he amado y lo seguiré haciendo hasta que muera y me reúna contigo donde quiera que estes.

No he tenido hijos, solo tengo los incorporeos soñados, te acordás, a los que íbamos a llamar Alberto Alfredo y Andrea Susana.

Mi corazon se parte cada vez que pienso en el daño físico y psicológico que te pueden haber infligido, sólo los "Hombres" con "alma" y "fortaleza" los pueden haber superado.

Te sigo amando y sé que estás acompañándome, de otra forma no podría haber sobrevivido todos estos años. Mi querido Alberto, porque hubo, hay y habrá gente con tal mal corazón, allí están, siguen caminando, viviendo, juzgando según sus miserias. Mi mamá también murió y yo aquí estoy sobreviviendo.....

te amo y te doy un gran beso

Susana

Querido Pancho: Hace muchos años que no nos vemos, pero para mí es como si fuera ayer cuando hablábamos sobre las cosas que tenías en mente, de como arreglar la moto que habías comprado desarmada (una más), o contándome sobre el proyecto de ir a Chile con tu hermana o cuando me hablabas de tu novia.

Te acordarás de mí, Adrián es mi nombre, y trabajamos juntos en Ingeniería de Materiales. Tuve la suerte de que a pesar de ser ingeniero me consideraran uno mas de ustedes. Inclusive me invitaron a los asados de los "negros", como me dijeron. Tal vez recuerdes cuando te llevé a tu casa y me regalaste el filtro metálico de nafta para el Fiat 600, lo sacaste del cajón cuando te dije que eran buenos (¿los había fabricado vos?).

Sabrás que siempre te admiré por tu habilidad manual y tu inteligencia. Recuerdo que cuando te daba un trabajo yo calculaba cuanto tiempo te llevaría para hacerlo y siempre me sorprendías tardando mucho menos y con la prolijidad que te destacaba. Muchas veces pensé que si yo me animaba a crear una empresa vos ibas a hacer mi socio.

Soy el que después de un viaje, allá por 1975, a la fundición de Tandil, siempre íbamos para resolver los problemas de defectos de fundición que teníamos en los motores, te encerré en la oficina para preguntarte porque carajo tenías la fama de comunista, pues otro joven ingeniero de mecanizado, que también había viajado, me había dicho "vos tenés un comunista en tu sector" y cuando le pregunté quien era me dijo "el Pancho Arena". Recuerdo que le dije que no hablara boludeces porque el no te conocía y yo sí.

¿Te acordás la larga charla que tuvimos? , yo sí, aun recuerdo tus palabras:

"Por boludo, fue cuando empecé a vender unas rifas de los obreros de una fábrica tomada por más de un mes, y me pidieron si las podía vender pues no cobraban el sueldo. A mí me pasó por la cabeza hijos y mujeres sin comer y les dije que sí. Cuando los ofrecí a los compañeros de Mercedes Benz me dijeron como podía apoyar a los comunistas vendiendo esas rifas. No entendían que a mí lo que me importaba era el hambre que podían pasar y no la política. A partir de ese momento me pusieron el cartel de comunista. A mi no me interesa la política, ni de los comunistas, ni los peronistas de Montoneros o de los otros. Sólo me interesa la injusticia social pero no la politiquería. Porque yo sé bien lo que es no tener un peso. Cuando era chico me anotaron en una escuela técnica y fui contento, pero cuando me pidieron el tablero no lo llevé, después fue otra cosa y tampoco lo llevé. La Vieja no me los podía comprar. Me dijeron que así no se podía estudiar. Fue cuando largué todo.

Yo soy de un pueblo del interior (ya no recuerdo el nombre que me dijiste, me estoy olvidando de algunas cosas) y empecé a trabajar en un taller. Hacíamos de todo. Arreglábamos desde un molino hasta la mecánica. ¿Sabés como se suelda el tanque de un camión de transporta combustible?....... El dueño me quería". ......

Seguiste hablando de tu pueblo y lo hiciste con tanta felicidad que te sugerí que volvieras pues la experiencia que habías acumulado en la fábrica tenía que servirte mucho. ¡Te vi tan contento con esta posibilidad!.

Qué habrá pasado por tu cabeza, que querías ir, pero que no era fácil pues estabas por casarte (¡cómo la querías!). Si ya habías comprado el chalet con la venta de la última moto que habías arreglado.

Yo realmente no sabía lo que podía pasar en el futuro. De haberlo sabido tal vez podía haberte salvado.

En enero y febrero del 76 estuve en la Mercedes de Brasil. En marzo me ofrecieron otro trabajo pero quería esperar a que naciera mi hija para irme y lo hice en abril.

Recuerdo uno de los últimos días de marzo después del golpe militar a una madre desesperada, en el playón de ingreso, a los gritos pidiendo que ayuden a su hijo, que había luchado por los compañeros, que hicieran algo. Y todos con la cabeza gacha entrando en la planta.

Vos te quedaste trabajando hasta después que yo me fui.

En esos días tuve una discusión con mi supervisor Schamún (¿se escribirá así?) porque decía que estaba bien lo que estaba pasando y yo le contesté que nosotros podíamos quedarnos tranquilos porque teníamos hijos muy chicos en una época en que ser adolescente o joven era sinónimo de guerrillero.

Un buen día me entero que eras un desaparecido y me pongo a llorar como lo estoy haciendo ahora. Cuan peligroso podías ser como para hacerte desaparecer. Acaso porque escribías versos o tal vez porque tenías sensibilidad social. No tienen perdón los que te señalaron, los que dieron y cumplieron esas órdenes tan aberrantes.

Querido Pancho han pasado muchos años y realmente a la distancia tomo conocimiento de lo cerca que estuve de ser un desaparecido más. Me llamaron muchas veces en esos años para saber donde trabajaba y que hacía, una de las veces con el argumento que tenía que comprar unos libros y que debían verificar mis datos. Tal vez fue porque mi dirección la tenías en tu agenda.

Te agradezco que no hayas inventado algo sobre mí en los momentos de tortura que habrás sufrido para sacártelos de encima.

Pancho, te quiero mucho y acompaño en el dolor a tus seres queridos.

Un abrazo

Adrián Cervigni

Yo conocí a Alberto Arenas... fue hace mucho tiempo. Eramos muy chicos. Vivíamos en el mismo pueblo ( yo todavía lo hago ) ... el lugar se llama Hughes, ubicado al sur de la provincia de Santa Fe. Con Alberto compartimos muchos momentos de nuestra adolescencia. Compartíamos el mismo equipo de futbol de barrio, alguna cacería de cuices en las vías de ferrocarril, y tanta otras otras cosas que pasan en este momento por mi memoria, como, por ejemplo, las escapadas a escondidas de nuestros viejos para ir a bañarnos a un pozo enorme que una empresa de pavimentación había dejado en un terreno al lado de la feria... ( desnudos, por supuesto, porque sino la vieja nos veía los calzoncillos sucios de tierra colorada ) . Tal como lo expresa Adrían Cervigni en su comentario, Alberto trabajo en un taller mecánico y a diario demostraba su extraordinaria habilidad para crear algunos de sus raros " inventos " . El taller pertenecía a los hermanos Marcilli y tal como dicen, era muy querido por sus patrones. Nos sorprendía con creaciones de bicicletas con doble pedalera... o carting a rulemanes, o tantas otras cosas. Amante encarnizado de las motos, especialmente de las " raras o antiguas ". Y por esas cosas raras de la vida, la última vez que nos vimos fué en una visita que hizo a Hughes, en una moto de esas que él disfrutaba usando. Lo recuerdo perfectamente... pelo largo, algo de barba y campera de cuero negra ( un coctel perfecto para que los militares de la epoca te tildaran de zurdo). Recuerdo todavía su comentario sobre su trabajo en la Mercedes Benz.

El momento en que leo un artículo en "Clarín " donde lo nombraban como desaparecido, forma parte de uno de mis peores recuerdos. Por suerte todavía prevalecen los otros recuerdos, los de mi adolecencia, los que disfrutamos juntos a Horacio, Ricardo... y otros tantos compañeros de travesuras...

Un abrazo grande a sus familiares

Carlos Alberto Davila
Hughes - Santa Fe.




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