El Olimpo

 

El centro clandestino de detención El Olimpo funcionó en la División de Automotores de la Policía Federal, ubicada en la calle Lacarra y Ramón L. Falcón de la Capital Federal. Comenzó su actividad clandestina como C.C.D. a partir del 16 de agosto de 1978, fecha en que numerosos prisioneros fueron derivados desde El Banco hacia este campo:

«Fui secuestrada el 28 de julio de 1978 junto con mi hijo Nahuel de dos meses de edad, y llevada al Banco. Allí me obligaron a citar a mi esposo encañonando a mi hijo con un arma. El 16 de agosto debimos enrollar nuestro colchones y esperar junto a la puerta de nuestra celda casi todo el día. A la nochecita, nos engrillaron de a dos y nos cargaron en un camión con nuestras pertenencias, el cual tenía caja de madera tapada con lona. Así llegamos a un lugar recientemente construido, lleno de polvillo, donde el frío era insoportablel» (Isabel Fernández de Ghezan. Legajo N° 4124).

 

«Estimo que se realizaron dos o tres viajes con el mismo camión, en el cual irían aproximadamente treinta personas. Junto con nosotros pasaron al nuevo alojamiento los mismos represores del Banco. El nuevo lugar estaba recién construido y adaptado para mantener a los detenidos más controlados». (Elsa Lombardo Legajo N° 3890).

 

«Llegamos al Olimpo, así llamado porque era 'el lugar de los dioses'....» (Graciela Trotta Legajo N° 6068).

Por su parte, Isabel Cerrutti (Legajo N° 5848), secuestrada eld 12 de julio de 1978 y alojada sucesivamente en el Banco y en el Olimpo hasta enero de 1979, nos proporciona elementos para reconstruir la disposición interna del campo:

«Era un centro clandestino construido sobre una gran playa de estacionamiento. : Tenía tres o cuatro salas de tortura, llamadas 'quirófano', y a la izquierda de las mismas estaban las oficinas del GT2. En el sector de incomunicados las ventanas estaban tapiadas con ladrillos. En el exterior había una construcción que era utilizada como alojamiento de los oficiales. El 'pozo' propiamente dicho era una contrucción nueva, desmantelada en 1979».

Se desconocen los motivos de este traslado masivo, aunque cabe suponer que obedeció a que el Olimpo estaba ubicado más próximo al centro de operaciones.

Como en el Banco, las fuerzas estaban divididas en los grupos de tareas GT1, GT2 y GT3. La diferencia con el otro campo fue una mayor organización y una aparente flexibilización en el trato a los secuestrados, situación que se revierte luego en un trato endurecido y despiadado. Según el testimonio de Isabel Cerrutti, este cambio obedeció a problemas entre los mismos represores, quienes luchaban entre sí por la hegemonia del campo y por obtener una mayor tajada en el «botín de guerra» . Las fuerzas que operaban en la calle no estaban en contacto con los prisioneros, salvo casos excepcionales. La custodia fue cubierta por personal de Gendarmería.

Las fuerzas intervinientes estaban bajo control y supervisión de la jefatura del I Cuerpo de Ejército con asiento en Palermo, Capital Federal.

Los diversos testimonios que relacionaron el funcionamiento del C.C. con el I Cuerpo de Ejército fueron confirmados por el Gendarme Omar Eduardo Torres (Legajo N° 7077):

«Yo revistaba en el destacamento de Campo Mayo - móvil 1 - que era un escuadrón dependiente del I Cuerpo de Ejército cuyo jefe en el año 1978 era el general Suárez Mason.

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Cuando terminó el mundial de fútbol, unos treinta hombra de los que habíamos custodiado el estadio fuimos convocados a Campo de Mayo, donde recibimos instrucciones del segundo comandante, cuyo nombre de guerra era Cortez, sobre una misión especial por la cual íbamos a cobrar un sobresueldo. Debíamos dejarnos el pelo largo y barba y utilizar apodos. Posteriormente, nos ordenó presentarnos en Lacarra y Falcón, en los primeros días de julio de 1978. Cuando entramos, vimos que personal del Servicio Penitenciario Federal estaba terminando la construcción, destinada a alojar a los prisioneros. Muchas veces pude ver a los encargados de los secuatros, o sea 'la patota', llevarse en sus automoviles enseres robados de las casas allañadas. También había un depósito destinado a guardar el botín de guerra. Nosotros estabamos encargados de la seguridad interna del campo y no podíamos tener trato con los detenidos, aunque a veces los sacábamos para ir al baño. El interior del campo el Olimpo era como una prisión. Tenía una entrada que daba a la guardia, donde había un libro en el cual se anotaba la entrada y salida de los detenidos, el calabozo que le asignaban y el número y la letra que le ad adjudicaban reemplazando su nombre y apellido. Asimismo, ponían la causa de su detención.

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Los presos eran conducidos a la Base Aérea El Palomar, adonde llegaban otros camiones con detenidos, y todos eran subidos a aviones. Por lo que comentaban, luego los arrojaban al mar. A veces debí realizar otras tareas ademas de la guardia, como ir a buscar comida al Regimiento de Ciudadela o, en una oportunidad, ir Hospital Militar a custodiar a un detenido del Olimpo que había sido muy torturado, a pesar de lo cual estaba esposado de pies y manos. También participé de los grupos de tareas, saliendo a hacer algunos operativos, para lo cual pedíamos zona liberada a la Comisaría del lugar donde debíamos actuar. Los grupos en que participé fueron el GTI y GT2. También había otros oficiales del Ejército, del Servicio Penitenciario Federal y de la Policía Federal».

 

Fotos y Mapas del CCD Olimpo
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