Los que no están

Desaparecidos y dictadura cívico-militar en Florencio Varela (1976 – 1983)
 

 

 

Prólogo

 

 

El tiempo tiene aristas y caminos de la memoria, entre luces y sombras.

Muchas veces al recordarlas duelen a los protagonistas. Y a aquellos que no vivieron esas luchas y no tuvieron esas experiencias de vida les ayuda a iluminar el presente, y poder comprender los caminos transitados por quienes les precedieron.

 

Han pasado muchos años y los que no están regresan por la memoria para instalarse en los procesos históricos que vivió el país, para conocer y poner en evidencia los hechos vividos durante la dictadura militar que asoló el país desde 1976 hasta 1983. Aún necesitan buscar y concretar el derecho de Verdad y Justicia.

 

La lucha en defensa de los Derechos Humanos y la resistencia social permitió, a pesar del tiempo transcurrido, derribar los muros de la impunidad jurídica, de las complicidades abiertas y encubiertas de aquellos que violaron los Derechos Humanos.

 

Los militares por sí solos no pueden dar un golpe de Estado, necesitan de la complicidad de sectores civiles, religiosos, empresariales, como del “silencio de los buenos”; como los definía Luther King, señalando que era lo que más le dolía: la indiferencia, los medios que paralizan, ese “no te metas” que llevó a cerrar la mente y el corazón de muchos.

 

Por otro lado, hay quienes asumieron la resistencia y conciencia en defensa de la vida y de la dignidad humana, reclamando el derecho a la verdad y a la justicia, frente a los silencios intencionados, a las cobardías y claudicaciones.

 

Los que no están regresan en la memoria y el compromiso.

Florencio Varela fue una ciudad víctima del terrorismo de Estado implantado por la dictadura militar.

El Centro Angelelli - Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia- pone en manos del pueblo este trabajo de investigación a través de los testimonios de los sobrevivientes

del horror.

 

Hernán B. Pacheco y Pablo Carrera, los autores del libro, contribuyen a que las presentes y futuras generaciones puedan hacer memoria y conocer una de las etapas más trágicas que vivió el país.

Señalan nuevos caminos de la memoria, para que nunca más vuelva el horror a herir la vida de nuestro pueblo.

Los que no están necesitan que el pueblo sepa que su sacrificio no fue inútil, que la semilla muere para dar nueva vida y esperanza a la humanidad.

 

La historia de vida de cada uno/a es semilla que debe florecer en las conciencias y que la luz ilumine nuevos caminos.

 

 

                                                                         ADOLFO PEREZ ESQUIVEL
                                                                              Premio Nóbel de la Paz

 

 

 

 
   
Indice  general  del  libro  

 

 


 

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