Millones de veces, te veo en las sombras,
en mi propia sombra que siempre fue nuestra,
unidos en risas, en momentos tristes, en noches
cubiertas de franca alegria,
cigarrillos, discos, viajes,
calles compartidas por pasos seguros
de seguir viviendo,
asi para siempre,
en cada mirada, mientras la
piel pesa de tantos deseos,
unia las manos para hacer de ello un
contacto eterno,
sin tiempo ni espacio.
Por eso es que te entiendo, yo vivi ese momento de saberte indeciso,
en el camino triste de los dias de escuela.
Yo supe que un amigo es todo a la distancia, es mucho, pero entiendo que hay
mas que eso en la edad, no dejes que tu rumbo te lleve a lo mas facil, al baile,
al coche, al vestido que siempre de la espalda a nuestra realidad.
No sabes del amor, no me entendiste, no importa,
estoy luchando, pero salvate pronto, vivir en este mundo,
pisando con firmeza la tierra que es de todos, es la verdad.
Las horas continuan, no saben del presente, no detienen
su tiempo que lucha con la vida.
Y entonces te contemplo, te miro en el vacio,
te veo en aquel angulo con tu falda tableada
consumiendo minutos entre formulas quimicas,
entre frios renglones del viejo Echeverria.
Y esperas en silencio, que los pajaros vengan
porque sabes que el aire no esta,
en aquel salon con bancos rutinarios, y tizas de colores,
esta en la calle, en el grito, en la risa
sincera de tomar un cafe despues
de haber sufrido mordiendo lapiceras, cumpliendo con las
horas de tu trabajo diario.
Por eso es que esperas aquel gorrion amigo, el timbre de
la tarde, que da paso a los pajaros que viven en tu
pelo.
Tan disatinto a los mios, mis pajaros de vida,
luchando por saber sentir
intensamente, en la pobreza diaria, en las calles, el aire,
en esa sed del hombre que lleva
a la cultura, ahi
estoy en este siglo agonizante y triste, pero
esperando heroico el brazo renaciente.
Eduardo Luis Vicente