Enrique era italiano. Había nacido en Roma de un padre polaco y una madre italiana. Inmigró a Argentina a los 4 años. Fue a la primaria en la Escuela No. 12, en la zona de quintas, cerca de Mercedes. Trabajaba de contador público. María Cristina era docente. Había sido la jefa de trabajos prácticos de la Cátedra de Movimientos Sociales Contemporáneos (cuyo titular era el profesor Blas Alberti) en la Escuela de Periodismo de La Plata. Era una persona ética, con un estricto sentido de la justicia, de la responsabilidad y de la solidaridad. Era muy alegre y creía en el futuro. Era una intelectual brillante y una mujer comprometida con su época y la búsqueda de la verdad. Enrique también era un intelectual brillente y un hombre ético y cabal.

La noche del 1 de octubre de 1976, un falcon verde apareció en su casa en La Plata, después de haberla buscado inútilmente en el domicilio de su padre. Vivían en un pequeño departamento en el fondo de la casa de su tía.

Junto con ellos fue secuestrado un chico peruano que dormía allí apodado "Piura". En esa misma fecha también secuestraro a otros dos compañeros de la Escuela de Periodismo, Horacio Bertholet y Susana B. Medina de Bertholet.

No tenemos testimonio del paso de María Cristina o Enrique por un C.C.D.

Yo espero que no sea alcance de nombre, pero junto con Enrique Pankonin fuimos miembros de la dirección nacional de Franja Morada en 1967-1968, antes que esta se transformara en un instrumento de los radicales. Junto con nosotros estaba Eduardo Garat,de Rosario, también desaparecido. Yo estuve varias veces en la casa de Enrique en La Plata, todavía soltero y viviendo con otros estudiantes. Enrique era muy inteligente, muy serio y con gran compromiso social. También compartimos en esa época con Domingo Teruggi. En esos años todavía no se había planteado a nivel nacional la salida política de la lucha armada. Yo me vine a Chile en 1969 y luego me fui exiliado a Canadá en 1974. A Enrique no lo vi nunca más, pero sí a Eduardo Garat poco antes que desapareciera. El me confirmó que Enrique estaba militando en alguno de los partidos revolucionarios, lo que me sorprendió por el carácter pacifista de Enrique. Guardo por el un gran cariño. No conocí a su compañera.