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Carlos Hugo Capitman

Carlos Hugo Capitman

Desaparecido el 28/3/76

Tenía 21 años

Carlos Hugo Capitman tenía 21 años y estudiaba ciencias económicas cuando fue secuestrado y "desaparecido". El 28 de marzo de 1976, junto a tres compañeros de la universidad (Laura Noemí Creatore, Alicia Amelia Arriaga y Carlos Spadavecchia) estaba por entrar al edificio en el cual su padre tenía un estudio contable, cuando los cuatro fueron secuestrados. Los metieron violentamente en un patrullero, los encapucharon, y los llevaron a la Comisaría 3ra de la Capital Federal. De allí presuntamente los trasladaron a la sede del Batallón de Inteligencia 601 ubicada en Viamonte y Callao (Capital Federal) y al día sigluente a un lugar alejado y desolado, como si fuera una casa abandonada. Allí fueron bárbaramente torturados con aplicación de picana eléctrica en todas las partes de su cuerpo.

Luego fueron llevados a otra casa donde fueron sometidos a simulacros de fusilamiento, dejados sin abrigo de ningún tipo, a pesar de las bajas temperaturas, y alimentados a pan y agua hasta el 12 de abril, cuando fueron retirados del lugar de detención. El 15 de abril Alicia Arriaga y Carlos Spadavecchia fueron liberados. De Carlos Hugo y Laura nunca se supo nada más.

Carlos sufría de epilepsia.

Los padres de Carlos Hugo presentaron recursos de hábeas corpus e hicieron muchos otros trámites legales para averiguar el paradero de Carlos Hugo y poder darle sus remedios. Pese a todo el esfuerzo no tuvieron resultados positivos.

Hay más información sobre su caso en Nunca Más y en el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

Una carta:

Conocí a la mamá de Carlos Hugo Capitman, Julia, quien murió del dolor de la situación, jamás deshizo su cuarto, dejándolo como Carlos Hugo lo había dejado, con un libro de economía sobre la cama y siempre lo esperó. Aún llegando de viaje, decía que lo oía desde la terraza de Ezeiza gritando mamá. Murió siempre preguntándose si había sufrido, por qué fue al cine esa tarde que desapareció a pesar de que Julia le decía "hay revolución, es peligroso".

Sabíamos del peregrinaje del papá de Carlos, un alto dirigente de la UCR por los organismos de derechos humanos, el intento frustrado de hacerle llegar a Carlos Hugo sus medicamentos para la epilepsia, de la tristeza de su hermana Nora. Muchos años después de la muerte de Julia, por mi profesión de abogada conocí a su compañero del Carlos Pellegrini, Salvador. Ambos lloramos al recordar, él al recordarlo a Carlos y su familia y yo por pensar en Julia.

Salva se acordaba de su compañero de clase Carlitos Capitman, tan ruidoso y discutidor pero bueno como el pan. Y se acordaba de Julia, "la mamele", como le decía Salva, que les preparaba almuerzos pantagruélicos para los chicos del cole. De esa promoción del Pelligrini, desapareció la mitad de sus miembros.

Yo conocí a Julia cuando tenía la edad de Carlitos cuando desapareció. En sus ojos siempre había un dejo de tristeza, que esto no le suceda nunca más a nadie en Argentina .




Mi nombre es Mabel Berta Tcah y fui novia de Carlos cuando el tenia 18 años y yo 19. Lo conocí en un viaje que mi papá me pagó por terminar el secundario. El viaje era Sudafrica, Europa e Israel y yo me quedé en Israel porque mi hermano vivía ahí (ahora vivo en Israel). Te puedo contar muchas cosas muy lindas y otras no tan lindas pero siempre lo recuerdo con mucho amor y fue un adelantado para su época. Era un fanático de Alfonsín y yo de política no entendía nada ni tampoco me importaba. Sus amigos no tenían nada que ver conmigo y mis amigos nada que ver con él. Yo nunca supe que tenía epilepsia pero supongo que fue por los cadenasos que le dieron un grupo de chicos de la JRR, cerca de su casa, donde le dejaron todo el cuerpo con marcas y le golpearon la cabeza. Yo después de eso le dije o dejás esto o te dejo y fue así que no lo vi más.

Al año siguiente de ese episodio lo vi en Punta del Este (donde veraneaba con su familia) y me dio vuelta la cara, después de unos años volví por mi cuenta a Punta donde estuve con Julia, Pancho y a Norita la vi poco porque se iba a Bs As y pasé un mes maravilloso, siempre hablando de Carlos.

Mi nombre es Nora. Fuí al Carlos Pellegrini y Carlos fue uno de mis compañeros. Fué el primer chico que me llevó a un baile. Era muy alto, muy grandote, con ortodoncia en los dientes, muy rubio. Los padres lo cuidaban mucho, seguramente por lo de la epilepsia. Nosotros sabíamos que había tenido meningitis. Era como distinto de los demás. Más reflexivo, más lento, estudioso. En algún punto creo que uno intuye su destino. Había crecido mucho físicamente y tenía que aprender a manejar su cuerpo.

Fuí al primer asalto en su casa de calle Uriburu y Santa Fé, cuando tendríamos trece años. Tenía anteojos muy gruesos, y se sentaba en primera fila encima del escritorio del profesor. Estudiaba mucho. Le costaba un poco adaptarse a los demás que se creían muy cancheros porque no tenían anteojos ni ortodoncia.

Seguramente hubiera sido un hombre maravilloso. Ahora que soy una mujer de 50 años, los mismo que tendría Carlos ahora, puedo ver cosas que por supuesto antes no veía.

Era muy respetuoso, virtud extraña en un chico, que los demás interpretan como boludez. Era como cálido. Era concienzudo para hacer algo que le interesaba. Era estudioso.

Años más tarde, cuando me enteré de lo de Carlos, lo que se decía era que había ido en uno de los aviones a Montevideo y que Carlos nunca llegó a Montevideo. No sé como decirlo porque no sé quien es mi interlocutor. No quisiera lastimar a nadie.

Cuando hablan de Salvador no sé si se refieren a Oscar.

No es verdad que la mitad de nuestra camada del Pellegrini fueron desaparecidos. Las únicas desgracias fueron lo de Carlos y la muerte a tiros de Carlos Sfeir a los quince años, cuando Cámpora abrió las carceles y se produjo una masacre. creo que fue en 1971. Estábamos en tercer año y vino una profesora a decirnos que Carlos Sfeir, que el día antes estaba con nosotros, le habían pegado un tiro y estaba muerto.

Siempre sentí una gran tristeza por Carlos. Pero también creo en la reencarnación, en la vida después de lo que llamamos muerte, y sé que las cosas pasan por algo. Por que pasó todo esto en nuestra generación, sólo lo sabe Dios.


¿Conociste a Carlos Capitman?


Si conociste a Carlos Capitman y querés compartir tus memorias o cualquier información sobre él - o si sabés que le pasó luego de su desaparición -, por favor escribinos.


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